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martes, 1 de diciembre de 2009

EL DIVISIONISMO EN ITALIA. Color “dividido” para la Italia “ unida”



Ahora que en 4º de ESO estamos estudiando la Revolución Industrial, podemos relacionar de manera descriptiva y gráfica este cuadro con la situación de los hombres y mujeres que pasaron por este importante acontecimiento de la historia.


Entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX hubo una corriente muy interesante en la pintura italiana: el divisionismo.
El divisionismo italiano sin ninguna duda se desarrolló a partir del puntillismo francés con una técnica muy parecida : una trama de pequeños toques de color (en el italiano se trataba de breves trazos no de puntos como el francés) separados unos de otros, capaces de sugerir formas ,figuras, colores…
Fue muy significativa la adopción del divisionismo para representar grandes escenas de tema social, de denuncia del malestar de una nación recién unificada que estaba sufriendo una dolorosa transformación en algunos sectores de la sociedad.
Los campesinos estaban soportando una nueva forma en una estructura arcaica y esto les hacía sentirse sustituidos por un mundo industrializado que les costaba asimilar, sobre todo en el norte de Italia.


El cuadro que mejor puede manifestar este sentimiento al que me refiero es el de Giuseppe Pellizza de Volpedo titulado "El cuarto estado" (1898-1901) en el que vemos claramente y de modo monumental el avance de una clase de trabajadores del campo hacia los nuevos barrios de las periferias industriales de las nuevas ciudades.

El cuadro marca un ritmo ordenado y las figuras centrales y avanzadas de los dos hombres que encabezan el grupo , con el pie derecho adelantado, fijan la atención del espectador.

En el diálogo del cuadro aparece la indiferencia hacia la bella figura de la mujer con el hermoso niño en brazos mostrando una nota de ternura compartida con la figura infantil de la derecha que es atendida por un hombre.
Son muchas las manifestaciones de descontento de los obreros y aunque resulte demasiado sutil, se puede oír el paso de unos pies cansados pero que no tienen ninguna intención de parar la marcha.
El color pardo con toques grises da uniformidad a la masa de obreros, sólo rota por la luz que parece salir del suelo y el toque cálido del chaleco del obrero que encabeza la marcha.

En ningún momento vemos desafío, ni provocación, ni siquiera valentía…